Ha lavado la cara a un deporte sumido en una grave crisis y en ocho meses ha liquidado el 80 por ciento de la deuda. Quiere que los clubes que no paguen a sus jugadores desciendan automáticamente
JORGE ABIZANDA | MADRID
Publicado Lunes , 17-05-10 a las 12 : 44
El ex seleccionador nacional ha devuelto la ilusión al fútbol sala, pero no cesa en su empeño por mejorar este deporte. Su última iniciativa es que los clubes pasen por la Universidad para mejorar sus técnicas de gestión.
—Cuando llegó a la presidencia, la situación económica de la LNFS era caótica, incluso con amenaza de plante de de los clubes. ¿Se ha superado esa etapa?
—Cuando llegamos, la Liga era un muerto en vida. Estamos muy sorprendidos porque en ocho meses hayamos podido dar un giro de 180 grados a todos los niveles. Ha habido que cambiar todo: la idea, el proyecto y la actitud. Con la ayuda de los clubes se ha pasado del pesimismo a la ilusión, de la resignación al reto y al desafío.
—¿Cómo se logró este cambio de rumbo?
—Al llegar, estábamos prácticamente en quiebra y los cuatro patrocinadores que teníamos se fueron. Conseguimos tres nuevos y ocho meses después, a final de temporada, habremos liquidado un 80 por ciento de la deuda. ¿Por qué? Porque somos un equipo que intenta gestionar, pero gestionar no es sólo administrar, es también reducir los gastos improductivos y nosotros lo hemos hecho en casi un millón de euros. Pero, además, hemos invertido más en marketing, en presencia, en mejorar la calidad de las retransmisiones televisivas, es decir, en acciones que nos den valor. Ahora tenemos muy avanzadas las gestiones para incorporar un cuarto patrocinador.
—¿Se considera el salvador del fútbol sala?
—No, aunque es verdad que en todos los proyectos en los que me embarco genero unanimidad, consenso, y así es más fácil trabajar. Además, tengo una virtud: saber elegir muy bien a mis colaboradores y me he juntado con una junta directiva de gran nivel.
—Su última iniciativa para relanzar este deporte es que los clubes pasen por la Universidad...
—Era un proyecto que tenía en mi cabeza desde el comienzo porque la formación es fundamental y será obligatorio para todos los clubes. A pesar de que en los clubes hay gente muy cualificada, les vamos a ofrecer nuevas técnicas, nuevas herramientas para gestionar mejor y para ir preparando el futuro. La intención es ir por sectores: primero los profesionales, luego invitaremos a los jugadores que están en el final de su etapa deportiva para que tengan la posibilidad de seguir en este mundo. Es muy importante que gente que ha dado todo por este deporte pueda reengancharse, pero no por el hecho de haber sido jugador, sino por su formación.
—Pero el fútbol sala no es ajeno a la crisis. ¿Hay peligro de impagos?
—Apostamos por la seriedad y la credibilidad. Si un club tiene un problema puntual se le ayuda, pero, si lo tiene por norma, no nos interesa que siga con nosotros.
—¿Cuándo será deporte olímpico el fútbol sala?
—Llevamos en la mesa de negociación muchos años. Ya nos hemos promocionado en los Juegos Panamericanos y estamos haciendo un esfuerzo muy grande para que España albergue en diciembre el primer «mundial» femenino. Brasil quiere organizar este Mundial con el beneplácito de FIFA, pero nosotros queremos que en España haya antes un minitorneo con ocho o doce selecciones. Digamos que nuestro país albergaría el paso previo a lo que será el Mundial femenino. Implantar el fútbol sala femenino supondría completar el puzzle para poder ser olímpicos. En cualquier caso, la presencia del fútbol sala en unos Juegos hay que verlo como un proyecto a medio o largo plazo.
—¿Qué balance hace de la temporada regular?
Ha sido una de las más emocionantes de la historia porque hasta el último segundo varios equipos se jugaron algo.
—¿El equipo revelación?
—Me sorprendió mucho Caja Segovia porque jugó con mucha autoconfianza y tiene un argentino, Matías, que está llamado a ser una de las próximas figuras del fútbol sala.
—Destaca la ausencia de un «clásico», el Playas de Castellón, en los play off.
—No tanto. Es un equipo en plena reconversión. Con la crisis, se desprendieron de las fichas altas y han sabido cumplir con sus compromisos. Han tenido la suficiente humildad como para pasar de luchar por el título a capear el temporal provocado por la crisis y a tener la permanencia como objetivo.
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